Emprender un proyecto implica más que tener una buena idea: se trata de desarrollarla con sentido, validarla y adaptarla a las necesidades reales de las personas. El método design thinking permite estructurar ese proceso desde el inicio, ajustando y desarrollando una propuesta a partir de información real.
Con 582 millones de emprendedores en el mundo, según Findstack, conocer este método te dará una ventaja desde el primer día para construir soluciones más útiles y creativas. En este artículo, conocerás de qué se trata esta metodología y cómo puede ayudarte a desarrollar productos y servicios viables e innovadores.
El método design thinking es una metodología de trabajo centrada en las personas, pensada para resolver problemas reales de forma estructurada, creativa y práctica. Su objetivo principal es ayudar a comprender al usuario, generar ideas útiles y convertirlas en soluciones que puedan probarse y mejorarse rápidamente.
El método design thinking se divide en cinco fases, cada una tiene un propósito específico y, en conjunto, conforman un proceso para generar soluciones centradas en el usuario. Estas son las etapas y ejemplos prácticos para comprender mejor cómo aplicarlas:
Esta fase busca comprender en profundidad a la persona para quien se diseña la solución, aplicando técnicas como entrevistas, observación directa o encuestas. El objetivo es identificar necesidades, frustraciones y motivaciones, desarrollando así la empatía necesaria para conectar con el usuario.
Imagina que vas a lanzar una app de finanzas personales para jóvenes profesionales entre 25 y 35. A través de entrevistas, descubres que muchos no tienen un control claro de sus gastos diarios. Algunos usan hojas de cálculo, otros anotan en papel o no hacen seguimiento.
Con la información recopilada, se analizan los hallazgos para identificar el problema principal que vale la pena resolver. Una buena definición del problema permite enfocar correctamente la solución en una necesidad concreta.
Tras revisar las entrevistas, el problema central se define así: “Jóvenes profesionales entre 25 y 35 años necesitan una herramienta sencilla y automática que les permita visualizar y controlar sus gastos diarios, porque actualmente sienten inseguridad sobre su capacidad de ahorrar.” Esta definición te guía en la siguiente etapa.
Con el problema bien definido, se generan posibles soluciones. El objetivo es generar la mayor cantidad posible de soluciones, utilizando técnicas como lluvia de ideas o mapas mentales, fomentando la creatividad sin restricciones.
Durante una sesión de brainstorming, surgen ideas como:
En esta etapa de la metodología, se elige una de las ideas generadas y se convierte en algo tangible, ya sea un modelo físico, un boceto o una versión digital básica. El prototipado te ayuda a visualizar la solución y preparar una versión inicial que se pueda poner a prueba.
Decides trabajar en la idea de saldo disponible por día. Creas un prototipo interactivo con una herramienta digital sencilla, donde se simula la app: el usuario ve su ingreso mensual, gastos fijos, y cuánto puede gastar por día, incluyendo una gráfica de su progreso. Aunque esta versión no está programada, permite explorar cómo se sentiría usar la app.
La última fase consiste en probar el prototipo con usuarios reales. El objetivo es obtener validación temprana, es decir, saber si la solución funciona, qué aspectos necesita mejorar y cómo puede ajustarse antes de lanzarla oficialmente al mercado. Esta retroalimentación temprana es esencial para reducir riesgos y evitar errores costosos.
Presentas el prototipo a cinco usuarios que entrevistaste al inicio y les pides que realicen tareas concretas y observas cómo interactúan con la app. Algunos solicitan alertas automáticas, otros señalan problemas con ciertas etiquetas. Con esta retroalimentación, ajustas el diseño antes de continuar.
El método design thinking permite trabajar con base en información real, explorar ideas viables y comprobar rápidamente si una solución tiene potencial. Todo esto con recursos limitados y sin necesidad de esperar hasta contar con un producto final.
Esta metodología ayuda a los emprendedores a:
El método design thinking ha sido adoptado por muchas marcas globales para emplear nuevos modelos de negocio, mejorar productos y fortalecer su relación con los clientes. Estos casos muestran cómo aplicar esta metodología puede tener un impacto directo y medible:
En un momento de redefinición de su propuesta de valor, Starbucks aplicó design thinking para renovar la experiencia del cliente y recuperar cercanía con sus audiencias. Con este enfoque lograron:
IKEA utilizó el design thinking para optimizar su cultura organizacional y mejorar la conexión entre su propuesta de valor y las necesidades reales de los usuarios. Este proceso ayudó a la marca a evolucionar internamente:
Coca-Cola, frente a bajas ventas en sus inicios, aplicó design thinking para reformular su estrategia de marca desde una perspectiva más emocional y centrada en las personas:
Spotify aplicó design thinking desde su origen para ofrecer una plataforma centrada en el usuario. Este enfoque les ha permitido innovar constantemente la aplicación:
Los profesionales que deseen desarrollar una mentalidad emprendedora deben observar, cuestionar y comprender sus ideas. Esa capacidad, fortalecida a través de una formación aplicada a los negocios, permite evitar errores y descubrir oportunidades que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas.
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